Salida de campo I: "Tendencia a la pluralización religiosa en Bogotá: Visita a la primera mezquita de arquitectura tradicional de la capital colombiana “Abu Bakr”".

La población encuestada presentó un desconocimiento casi total frente a la cultura islámica y sus costumbres, ignoraban que la construcción que se está realizando es de una mezquita y pensaban que era una iglesia cristiana de nueva generación. Creemos que debido a este desconocimiento de la población, les es indiferente la construcción de la mezquita (“me da igual si no interfieren con mi vida”) y no poseen ninguna opinión consolidada al respecto – a causa de ese mismo desconocimiento -; es por esto mismo que deducimos que su relación con personas pertenecientes a la comunidad islámica es muy limitado, casi nulo e ignoran por completo sus costumbres. Al no tener contacto con la población islámica, la población encuestada estima el volumen de los adeptos de esta religión en la ciudad de Bogotá en un rango de 0% - 20%, y aunque “no existe un estudio acerca del número de musulmanes en Colombia, algunos cálculos generosos hablan hasta de 85.000. Sin embargo, estimativos de los investigadores, hechos con base en la información de miembros de las comunidades, les permitieron establecer una cifra de alrededor de 10.000 musulmanes en el país, de los cuales unos 1.500 estarían localizados en Bogotá” (Religiones, 2008) una cifra muy importante que refleja la actual tendencia a buscar nuevas formas de saciar la necesidad espiritual que tanto aqueja a la sociedad capitalista actual, y demuestra una creciente predilección desde los años 80 por el Islam como religión y estilo de vida. 


En la formulación de las preguntas de la encuesta y en su aplicación, además de pretender responder a nuestro objetivo general que era describir las reacciones de la comunidad aledaña a la construcción de la mezquita, también quisimos explotar el estereotipo al que ha estado condenada la comunidad islámica, para generar un mejor análisis. Recordemos que a partir del ataque a las torres gemelas ocurrido en el 2001, los medios masivos de comunicación han difundido la falsa idea del peligro que representa esta comunidad en general, haciendo muy poco énfasis en la particularidad de los grupos extremistas como Al Qaeda. Sin embargo, el casi general desinterés que pudimos observar por la construcción de la mezquita nos deja claro que la asociación entre islam y violencia no es directa, y que la gente no condena de entrada las practicas de la comunidad musulmana. No obstante es necesario resaltar que la gente que demostraba estar mayor “informada” o desinformada, hacía hincapié en la supuesta naturaleza violenta de la religión, sin en su mayoría censurar la construcción de la mezquita en Bogotá. 


Otro tema que es constantemente polémico, y motivo de choque con la religión del Islam es el papel de la mujer dentro de la comunidad. El uso de la burqah y la poligamia son los principales factores que crean el imaginario generalizado de género subordinado. Sin embargo, la relación entre el género de los encuestados y su nivel de aprobación, nos resulta curioso, pues además de la marcada indiferencia, la mayoría de las mujeres mostraba gran respeto por la religión y su comunidad. 

Un aspecto que resalta es la curiosidad y admiración que presentaba la gente frente a la arquitectura de la mezquita, si bien varios de los encuestados desconocían que la construcción era usada por la comunidad del islam, manifestaron su admiración por la imponencia arquitectónica que demuestra la mezquita. 


En los barrios aledaños a la nueva mezquita tales como Santa Sofía y Jorge Eliecer Gaitán, observamos cómo a pesar de la importancia de la mezquita y de ser parte importante de estas zonas, no reconocen a la misma como parte activa o como parte de su comunidad, la manera en que perciben los vecinos a todos aquellos que asisten a la mezquita es como si desconocieran que están siendo visitados por un grupo de personas iguales solo que practican una fe diferente. 


Sin embargo, la mezquita no solo está abierta como un templo de oración del islam sino que además realiza evento culturales, así como cursos de árabe dirigidos no solo a creyentes o musulmanes sino a todo publico que quiera acercase y hacer parte, tal vez la gente que vive al alrededor, aquellos que pasan por allí al ir a sus trabajos o lugares de estudio no se toman la molestia de acercarse y preguntar. 


Por otra parte las preocupaciones se hacen evidentes en cuanto al temor de los habitantes del sector por el crecimiento en el número de personas que asistan a las celebraciones en la mezquita, por la multitudinaria cantidad de gente que se hace presente en la zona y con ellos los problemas que esto pueda arraigar, donde se presenta gran cantidad de gente y que además no tengan el sentido de pertenencia con en lugar aledaño a la mezquita se puede presentar el desorden, las basuras, el incremento de vendedores ambulantes, el posible embotellamiento en el trafico, factores que no dejan de incomodar y tener molestos a un relativo número de vecinos a la mezquita. 



Para concluir... 
Con esta primera salida de campo, buscábamos describir las reacciones de la comunidad aledaña a la mezquita “Abu Bakr”, teniendo en cuenta lo novedoso de la construcción y la evidente minoría que representa la comunidad musulmana en Bogotá. 

Es claro el oscurantismo que existe acerca esta religión en la población capitalina, que marca una gran tendencia hacia la indiferencia. A pesar que la mezquita se presenta no solamente como lugar de oración sino de actividades culturales alrededor de sus tradiciones, el carácter no proselitista de la religión hace difícil que la gente se acerque a estas actividades y consecuentemente tengan más relación con esta y con su gente. 

A pesar del estereotipo que se ha creado del musulmán durante los últimos años, los Bogotanos no tienen mayor prevención con estas personas, no las consideran violentas ni peligrosas y por el contrario creen que al ser tan religiosas pueden ser de provecho para la ciudad. 

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